QUEJIGO DE LA CAÑADA DE JAMILENA
Este quejido se haya en la cañada de Jamilena. Ha sido bautizado, como el quejigo del carbón. Yo siempre lo he conocido como el quejigo de la Cañahilla del agua. Ha sido declarado monumento natural por la junta de Andalucía. Su edad creo que es milenaria. Hace tiempo le hice este canto:
¡Quejigo, quejigo amigo!
Eres fuerte como el acero.
Miré tu tronco rugoso,
amplio y redondo como una plaza de toros.
Estabas inmóvil, plantado en la lejanía del azul del cielo,
y anclado en la dura tierra, con tus pardas raíces,
como un gigante de inmenso torso.
Horizontes infinitos te rodean:
La luz de las estrellas blancas,
la silueta de la calabaza alta,
y la cañada de Jamilena, que, como un manto verde y lujurioso, se extiende a tus pies.
Eres un monumento natural, tan importe como la Giralda.
Este quejido se haya en la cañada de Jamilena. Ha sido bautizado, como el quejigo del carbón. Yo siempre lo he conocido como el quejigo de la Cañahilla del agua. Ha sido declarado monumento natural por la junta de Andalucía. Su edad creo que es milenaria. Hace tiempo le hice este canto:
¡Quejigo, quejigo amigo!
Eres fuerte como el acero.
Miré tu tronco rugoso,
amplio y redondo como una plaza de toros.
Estabas inmóvil, plantado en la lejanía del azul del cielo,
y anclado en la dura tierra, con tus pardas raíces,
como un gigante de inmenso torso.
Horizontes infinitos te rodean:
La luz de las estrellas blancas,
la silueta de la calabaza alta,
y la cañada de Jamilena, que, como un manto verde y lujurioso, se extiende a tus pies.
Eres un monumento natural, tan importe como la Giralda.
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