




QUEJIGOS EN EL TORIL
Aquella tarde iba sudoroso y sediento. Me senté al cobijo de tu sombra para descansar. Contemplé tu tronco hueco, y enfermo. En una fuerte tormenta un rayo rompió tu seno, pero no te mató. Desde entonces estas enfermo y sigues con muchos achaques, aunque vivo. Durante tus mil años de vida...¡Cuantos sueños te besaron!
Vives en un circulo de misterios. Todas las fuerzas del universo convergen en ti. Por tu sombra pasaron los adivinos, los brujos, los hechiceros, los agoreros en busca de enigmas y adivinanzas.
En tus pies aquella mañana de calor eché la siesta y soñé que en la convergencia de los diapiros había arcanos e incógnitas. Las fuerzas interiores de la tierra agitaban el magnetismo de mi cuerpo. El ultramundo rozaba las rocas y, en mi imaginación, en un sueño apocalíptico, me atacaron tres toros. Los busqué por el toril, pero era una quimera. Se esfumaron como si fueran tres fantasmas o duendes. En un largo Pilón de la ruta bebí un trago de agua y mi imaginación se llenó de fantasmas, fábulas, arcanos, y secretos. El espíritu piloniano aún vagaba por estas tierras, llenas de encanto y de misterios. Un ibero se me apareció en la bruma de la noche.
Aquella tarde iba sudoroso y sediento. Me senté al cobijo de tu sombra para descansar. Contemplé tu tronco hueco, y enfermo. En una fuerte tormenta un rayo rompió tu seno, pero no te mató. Desde entonces estas enfermo y sigues con muchos achaques, aunque vivo. Durante tus mil años de vida...¡Cuantos sueños te besaron!
Vives en un circulo de misterios. Todas las fuerzas del universo convergen en ti. Por tu sombra pasaron los adivinos, los brujos, los hechiceros, los agoreros en busca de enigmas y adivinanzas.
En tus pies aquella mañana de calor eché la siesta y soñé que en la convergencia de los diapiros había arcanos e incógnitas. Las fuerzas interiores de la tierra agitaban el magnetismo de mi cuerpo. El ultramundo rozaba las rocas y, en mi imaginación, en un sueño apocalíptico, me atacaron tres toros. Los busqué por el toril, pero era una quimera. Se esfumaron como si fueran tres fantasmas o duendes. En un largo Pilón de la ruta bebí un trago de agua y mi imaginación se llenó de fantasmas, fábulas, arcanos, y secretos. El espíritu piloniano aún vagaba por estas tierras, llenas de encanto y de misterios. Un ibero se me apareció en la bruma de la noche.