También recibe el nombre de espliego y lavanda. Ha sido una de las plantas más usadas en la antigüedad en la medicina popular. Se usaba para ahuyentar a los insectos. Se hacían unas bolsas con los granos de esta flor para meterlas en los armarios, evitar la polilla y aromatizar las ropa. Los egipcios la usaban para embalsamar los cadáveres. Aunque se usa poco en infusiones, éstas son antisépticas, calmantes y digestivas. Destilando sus flores en un alambique , se saca un aceite esencial de gran perfume. Si no se quieren destilar, se pueden dejar las flores en maceración unos meses en un litro de aceite. Otro sistema consiste en dejar sus flores en maceración durante unos meses. Ambos frascos se cuelan y el resultante sirve para dar masajes en los reumatismos, dolores lumbares, tortículis o dolor de cabeza. La infusión hecha con las flores cura las heridas o cortes, ya que es un gran desinfectante. Por sus propiedades bactereológicas va muy bien para las anginas, gripe y resfriados. Se usa para la hipertensión con buenos resultados. Los romanos se bañaban en aguas emulsionadas con flores de lavanda, ya que quedaba impregnada de los aromas de la planta.
15 de noviembre de 2024: CONFERENCIA y PRESENTACIÓN: DON JAIME VILALTA
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