lunes, 16 de julio de 2007

PAISAJES MONTANOS




























Valdepeñas forma un embudo. En el centro está el pueblo, rodeado de montañas. La más alta es la Pandera (1972 m.), que se prolonga hasta la Peña del Altar (1817 m.) y el Puerto o Ventana tectónica, que tanta fama tiene para los geólogos. Muy cerca está la Montesina, que se ha conservado muy bien, con sus abundantes encinares. De las mismas características es la Beata, que Antonio Puerta, ha transformado en un jardín. La Morenilla (1366 m.), que en el siglo XIX, fue muy deteriorada, ya que se arrancaron los árboles, para dedicar la tierra al cultivo de los cereales. El Cortijo del Puerto, con sus promontorios, se ha conservado muy bien. La Umbría del Rayo, después de la guerra civil, fue destruida su arboleda y transformada en carbón, que se vendió en Granada. Los Marroquíes y el cortijo de la Colmenilla conservan muy bien su arboleda. Frente a los marroquíes, nos encontramos con la Cornicabra, en la vertiente que da al Cortijo de los Ninos y a Carboneros. Toda esta zona tiene un gran interés geológico. En la parte derecha que sube al cortijo del Monte de las Ánimas, nos encontramos con el Tomiro (1626 m.), muy desprovisto de arboleda, pero muy rico en vegetación. Mirando al pueblo hay un cerro redondo, llamado la Boleta (1532), que tuvo una gran importancia estratégica en la antigüedad, ya que comunicaba con signos luminarios, con el Castillo del Castellón y con la casa del moro, situada en la parte más alta de los nevazos, desde donde se podían contemplar los movimientos de tropas de todo el entorno. Cierra el embudo Ventisqueros o los Nevazos (1763 m.) con el Parrizoso y el cerro de Pitillos (1319 m.)
En Navaleyua se vuelve a abrir un embudo no tan perfecto, cuyo centro es el cortijo de los Prados. Antes de llegar a la era de Navalayegua, a la derecha nos encontramos con el cerro de la Cruz, en cuya umbría se encuentra un espinar o majoletero, salteado de arces, de los más grandes de Andalucía. Desde la era se contemplan los Nevazos o Ventisqueros por esta parte, que con la roturación después de la guerra, quedó muy deteriorada. ICONA ha hecho una gran labor de restauración, no introduciendo el pino, sino regenerando las encinas y quejigos..
Bajando al cortijo viejo de Navalayegua, descubrimos al fondo una cadena de montañas, del término de Campillo de Arenas, de una gran belleza, ya que su arboleda ha permanecido intacta en el decurso del tiempo por la escabrosidad del terreno. Las nombres de las principales sierras que descubrimos reciben estos nombres: Cerro de las Alberquillas (1454 m.), Cerro Prieto (1500), Cerro Quemao (1568 m.), Sierra del Trigo (1600 m.), Puerto verde (1468 m.), y el Castillejo.