SUBIR A LA MONTAÑA
Subir a las altas cumbres,
cruzar los amplios senderos,
escalar laderas, y valles,
como briosos aventureros,
en busca de luz y de aires
Subir a las agrestes cumbres,
acariciar las tierras pardas
palpar, tocar la luna blanca,
abrazar y besar las nubes
con mis frías y suaves manos.
Subiré a las agrestes cumbres;
besaré las rojas estrellas;
tocaré la alta techumbre;
abriré una larga besana
en el cielo gris y opaco.
Desde allí oiré los cantos
de un ángel, que me llama.
Subir a las agrestes cumbres.
Desgranaré una plegaria:
¡Dios mío, siento que Tú
miras de mi alma el fondo!.
¡Tu, mi guía y luminaria!
Siento placer, paz y gozo.
en esta altura fría y azul
Embelesado en esta orgía,
descubro las tierras esmeralda,
los horizontes y las lejanías
la vieja y rota cortijada,
el humo de las chimeneas,
el color de las viejas masías
el sonido de las campanas
y unas cadencias que me llenan.
Subir a las agrestes cumbres,
donde Dios está tan cerca.
El negro silencio de la noche,
y el tintineo de las estrellas,
de paz y quietud me llenan.
Subir a las altas montañas,
es llenarse de mil aromas,
de tomillo y mejorana.
del rico perfume del romero
del alto canto de la alondra,
y del misterio de los duendes.
Es llenar y colmar mi mente
de amplios y vastos anhelos.
Es descubrir que nuestra alma,
vuela entre sueños y la nada
Aquellas noche dormí al fresco,
acariciado por el fuerte viento
Y el canto de los mochuelos,
contemplé millones de estrellas,
y luces que surcaban el cielo.