Pertenece a la familia de las cucurbitáceas. Proviene del África tropical. Se reproduce por semillas. Se injerta en los viveros en plantas de calabaza. Ello hace que la planta nueva tenga mucho vigor y que lleguen a pesar más de veinticinco kilos. Hay muchas variedades: Alargadas, redondas, de color verde claro o negro, con semillas y sin ellas. Por dentro son rojas, amarillas y blancas. Su maduración puede conocerse por estos datos: El zarcillo o tijereta de la sandía está seco, el color más blanquecino que toma, el sonido ronco que produce al percutirla, el rayado de la piel hecho con las uñas, que se desprende, si está madura. Lo más interesante de la sandía son sus propiedades nutritivas. El 93 por ciento de su masa es agua. Su valor calórico equivale a 20 calorías. Sus componentes principales son el potasio y el magnesio. Estos dos elementos son muy necesarios para la salud. El potasio, después del calcio y el fósforo, es el mineral que más existe en el cuerpo humano. Su ausencia produce debilidad muscular, náuseas y vómitos, sed e irregularidad cardiaca. El magnesio es un tranquilizante natural, que ayuda a mantener el equilibrio de las neuronas, manteniendo el sistema nervioso en perfecto estado. Ayuda a fijar el calcio y el fósforo en los huesos. El color rojo de la pulpa es debido al pigmento llamado licopeno. Calma la sed, tiene propiedades depurativas; se puede usar en dietas de adelgazamiento, ya que llena pero no engorda; por su alto contenido en fibra limpia los intestinos. Masticar las pepitas es un buen remedio para la próstata. Es una buena medicina y no engorda. La sandía debe estar muy fresca para que se pueda saborear.
15 de noviembre de 2024: CONFERENCIA y PRESENTACIÓN: DON JAIME VILALTA
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